Domingo, 22 de enero de 1956, faltan unos minutos para las cuatro, en lo que es una cálida y nublada tarde de Buenos Aires. Juan Manuel Fangio, Eugenio Castellotti y Luigi Musso han alineado sus respectivas Lancia-Ferrari en la primera fila de la grilla de partida correspondiente al Gran Premio de la República Argentina, al lado de la Maserati 250F de Jean Behra. Detrás de ellos, en el medio de la segunda fila, se encuentra Carlos Menditeguy a bordo de una de las cinco Maserati 250F oficiales, al lado de sus compañeros de equipo Stirling Moss y José Froilán González. Cuando baja la bandera de largada, Menditeguy logra superar a Fangio, Castellotti y Behra, llegando al Curvón al fondo de la recta principal en la tercera posición detrás de Musso y González. A costa de estos dos últimos pilotos, esa tercera posición se convierte en el liderazgo cuatro vueltas después, posición en que se mantendrá durante los siguientes 70 minutos aproximadamente (el equivalente de casi 40 vueltas), hasta que un semieje roto motivará que se salga de pista y abandone la prueba.
Un 10 de hándicap en polo, un “scratch” en golf, un jugador de tenis muy bien ubicado en el ranking de su país, excelente jugador de pelota paleta, campeón de tiro, destacado en esgrima, entre otros deportes y, además, un muy buen piloto de carreras. Sin lugar a dudas, Menditeguy fue un deportista muy dotado. Ganó el Campeonato Abierto Argentino de Polo por primera vez en 1940, un logro que repitió en media docena de ocasiones más entre el año siguiente y 1960, con su hermano Julio y con los hermanos Duggan formando parte del cuarteto dominante en la mayoría de esas ocasiones. A partir del verano de 1950, los aficionados al deporte automotor comenzaron a tomar nota de sus cualidades como piloto, al vencer cómodamente con una Ferrari 166MM barchetta que le había sido facilitada para la carrera soporte previa al Gran Premio de Mar del Plata durante enero de 1950, que formaba parte de la Temporada Argentina de aquel año.
Un año más tarde, el equipo Mercedes-Benz trajo tres de sus autos de pre-guerra para intervenir en dos competencias a disputarse sobre un trazado callejero diagramado en la Costanera Norte de Buenos Aires. Menditeguy condujo un Alfa Romeo 308 (con motor 3.800 c.c.) de pre-guerra que le había sido facilitada para ambos eventos, y su desempeño, a bordo de un vehículo con un extenso historial, dio muestras de sus habilidades al volante de un monoplaza. En especial durante la segunda carrera, en la cual, con José Froilán González liderando cómodamente y las tres Mercedes-Benz con dificultades de puesta a punto, ascendió al segundo lugar.
Menditeguy sólo corrió una temporada en Europa, en 1957, optando por enfrentarse a los pilotos internacionales en su propio país.
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A diez vueltas del final, se agotó el combustible del Alfa Romeo, y pese a que pudo conectar el tanque de reserva, un vacío de aire no permitió que volviese a arrancar el auto. El quinto puesto en base a vueltas cumplidas fue una escasa recompensa por sus esfuerzos aquella tarde.
Entre 1952 y 1960, se presentó en cada una de las ‘Temporadas’ internacionales que se llevaron a cabo en su país. Al contrario de compatriotas suyos como Fangio, González y Onofre Marimón, quienes habían comenzado sus trayectorias en carreras de ruta abierta y también a bordo de monoplazas en circuitos de tierra, y luego habían pasado a competir en Europa, Menditeguy prefirió correr internacionalmente en su país contra los principales pilotos extranjeros durante cada verano en Argentina, para luego retomar el resto del año al volante de su cupé Ford en competencias de Turismo Carretera. Si bien aquellas máquinas de T.C. eran muy veloces (promedió unos 188 km/h para establecer el promedio de vuelta más rápida en Tres Arroyos, 1954), representaban un enorme contraste con los ‘pura sangre’ de Fórmula Uno que también condujo.
Alentado por sus actuaciones al volante del Alfa Romeo en la Costanera, consiguió una butaca para la inauguración del Autódromo de Buenos Aires en marzo de 1952. En la segunda competencia, nuevamente se destacó, obteniendo el segundo lugar detrás de Fangio, ambos con Ferrari. Al año siguiente compitió en el Gran Premio de Argentina, primera vez que el país formaba parte del Campeonato Mundial correspondiente a autos de fórmula, con un Gordini. Lamentablemente, la rotura de la caja de velocidades marcó un temprano abandono.
En busca de nuevos desafíos deportivos, les apostó a sus amigos aficionados al golf que en doce meses estaría jugando como “scratch” (es decir, con cero de hándicap). Antes de cumplirse el año, ya había logrado ganar la apuesta.
El año 1954 marcó su debut en el Campeonato Mundial para Automóviles Sport, en la que fue la primera edición de los 1000 Kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires. Compartiendo una Ferrari 625TF con su compatriota Roberto Bonomi, terciaron por el segundo puesto con la Ferrari 250MM de Harry Schell y Alfonso de Portago hasta hacer abandono de la prueba por rotura de la transmisión. Debido a la falta de motores del equipo Maserati, no pudo largar el Gran Premio de la República Argentina aquel año, luego de haber resultado noveno en las pruebas clasificatorias.
Menditeguy compitió con una Maserati 250F en la Temporada internacional argentina de 1955, registrando un temprano abandono en el Gran Premio de Fórmula Uno, y un sexto puesto en el Gran Premio de la Ciudad de Buenos Aires (Fórmula Libre, sin puntaje para el campeonato). Un año más tarde estuvo muy cerca de obtener la que hubiera sido su única victoria en una carrera de Fórmula Uno, manteniéndose al frente del Gran Premio de la República Argentina desde la cuarta vuelta y durante más de una hora, hasta notar que se le acercaba Fangio, quien venía recuperando posiciones, y con una vuelta menos, luego de subirse al Lancia-Ferrari cedido por Musso.
Menditeguy lideró sobre Fangio en el GP de Argentina de 1956, pero no se dio cuenta de que llevaba una vuelta de ventaja y un fallo en el semieje lo mandó fuera.
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Lamentablemente, la rotura de un semieje en un sector muy veloz del circuito provocó una salida de pista, en la que afortunadamente resultó ileso. El domingo siguiente, Stirling Moss y él compartieron la Maserati 300S ganadora de los 1000 Kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, posibilitándole así a la marca del Tridente su primera victoria en una prueba del Campeonato Mundial para Automóviles Sport. Un cuarto puesto en el Gran Premio de la Ciudad de Buenos Aires (disputado en el Autódromo General San Martín, de Mendoza) marcó el final de aquella temporada internacional argentina de 1956.
Dos meses más tarde, sufrió un accidente durante las 12 Horas de Sebring, en Norte América, el cual podría haber tenido consecuencias gravísimas. Al volante de la Maserati 300S oficial que compartía con el italiano Cesare Perdisa, tras encontrarse con un rezagado, su auto volcó, siendo despedido del mismo. Inconsciente, quedó sobre el asfalto, de ahí un equipo de rescate lo pudo acercar a una ambulancia que lo trasladó a un hospital.
Se recuperó de fractura de cráneo y casi un año más tarde, en la apertura del Campeonato Mundial de Fórmula Uno de 1957, en Argentina, obtuvo su mejor resultado en la especialidad, un merecido tercer puesto con una Maserati 250F, completando el podio junto a Fangio y Behra, sus compañeros de equipo.
El fin de semana siguiente, estuvo cerca de repetir la victoria del año anterior en los 1000 Kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, luego que Moss se turnara con él y con Behra, y condujeran una Maserati 300S al segundo puesto, detrás de la Ferrari 290MM compartida por Masten Gregory, Musso y Castellotti. Una semana más tarde, en el Gran Premio de la Ciudad de Buenos Aires, compartió una Maserati 250F con Moss, obteniendo un sexto puesto en aquel evento (sin puntos para el Campeonato) a dos Series.
Esos resultados en la Temporada internacional argentina de 1957 fueron un buen augurio para lo que sería su primera y única tentativa de una temporada en Europa, habiendo previamente participado en una prueba europea en ocasión del Gran Premio de Italia de 1955, donde obtuvo el quinto puesto en la variante peraltada del circuito de Monza, cosechando así sus primeros puntos para el Campeonato Mundial de Fórmula Uno.
Su campaña en Europa durante 1957, como integrante del equipo Maserati, se inició con el Gran Premio de Mónaco, donde en medio de la actividad social típica del Principado, logró ubicarse en la tercera fila de la grilla de partida. Aproximadamente a mitad de carrera ya se ubicaba en la quinta posición, hasta tener que detenerse para el reemplazo de una rueda. Mediante una gran recuperación ascendió posteriormente al tercer lugar, hasta impactar contra uno de los amarres del embarcadero, a metros de donde Mike Hawthorn y Peter Collins se habían accidentado en forma espectacular a poco de iniciada la competencia.
Registró luego abandonos en los Grandes Premios de Francia y de Gran Bretaña, y también en el circuito de Reims (fuera del Campeonato ese año), logrando con una Maserati 300S el tercer puesto en el Gran Premio de Lisboa (en Monsanto) detrás de Fangio y Gregory.
No contento con la manera en que se desarrollaba su temporada en Europa, a mitad de año Menditeguy hizo las valijas y retornó a su país. Después de todo, siempre había suficientes competencias de Turismo Carretera en su tierra natal, además de la temporada primaveral de Polo, como para mantenerse ocupado. Completó aquel año de 1957 con un tercer puesto el Gran Premio de Turismo Carretera, en el cual, al cabo de ocho etapas y unos 4.900 kilómetros, cruzó la línea de llegada de manera espectacular, en tres ruedas.
Pocos meses después, durante enero de 1958, obtuvo el séptimo puesto en el Gran Premio de su país con una de las dos Maserati 250F del equipo semioficial de Maserati, la Scudería Sudamericana, nuevamente como compañero de equipo de Fangio. Catorce días más tarde, en el Gran Premio de la Ciudad de Buenos Aires, compartió una Maserati con el español Francisco Godia, obteniendo el tercer puesto final por suma de tiempos tras las dos Series disputadas.
Menditeguy sufrió muchos abandonos durante su temporada en la F1y no terminó la campaña de 1957.
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Sentía una gran admiración hacia Juan Manuel Fangio. Tampoco faltaron los elogios de parte del Quíntuple Campeón Mundial, quien en una ocasión llegó a expresar que, en su opinión, Menditeguy no se había consagrado Campeón Mundial porque en realidad nunca se lo había propuesto.
Al no llevarse a cabo una Temporada internacional argentina en 1959, todo ese año estuvo dedicado al Turismo Carretera, y cuando Argentina retornó al Campeonato Mundial en enero de 1960, su primera carrera al volante de un auto con motor trasero fue a bordo de uno de los Cooper T51 equipado con motor Maserati perteneciente a la Scudería Centro-Sud. Llegó a ubicarse tercero en un momento, y al final le brindó a uno de aquellos híbridos anglo-italianos su mejor resultado, con un excelente cuarto puesto final detrás del Cooper T51-Climax vencedor de Bruce McLaren, Cliff Allison (Ferrari Dino 246) y el Cooper T51-Climax del equipo de Rob Walker, conducido por Maurice Trintignant y Moss, luego que este último hubiese reemplazado en plena carrera al piloto francés.
Desde aquella tarde hasta su retiro del automovilismo unos siete años más tarde, pasó a concentrarse en competencias de Turismo Carretera, como siempre representando a la marca Ford, compitiendo además en eventos de Turismo Mejorado como miembro de equipos semioficiales de Volvo y de Alfa Romeo, además de dos presentaciones en el maratónico Gran Premio Standard, como piloto invitado del equipo oficial Mercedes-Benz en las ediciones 1961 y 1962 del prestigioso evento.
Además de sus actuaciones a nivel internacional, sus siete victorias en competencias de Turismo Carretera, ya sea sobre trazados de montaña o en rutas pavimentadas, fueron amplia prueba de su versatilidad. Desafortunadamente, no pudo lograr la victoria en una edición del afamado Gran Premio de Turismo Carretera. Estuvo muy cerca de lograrlo en 1963, liderando cómodamente hasta que, faltando menos de 18 kilómetros para el final de aquella maratón (casi 4.000 kilómetros de recorrido total) se rompió el motor de su auto.
Luego de 1960, el Gran Premio de la República Argentina no se llevó a cabo durante más de una década, pero en febrero y marzo de 1964 se organizó una Temporada que constaba de cuatro carreras para autos de Fórmula Junior (categoría que había sido reemplazada por la Fórmula 3 a partir de enero de ese año). Menditeguy fue invitado a probar uno de aquellos diminutos autos de Fórmula Junior, más precisamente un Lotus 22. El sábado de la primera carrera, en el Autódromo de Buenos Aires, en la clasificación marcó el sexto mejor tiempo, siendo el más veloz entre sus compatriotas y entreverándose con pilotos líderes de la categoría, tales como Silvio Moser, Bruno Deserti, “Geki” Russo, Carlo Facetti y Karl Foitek. Sin embargo, finalizada la clasificación, se detuvo en boxes y desistió de participar en la competencia del día siguiente.
Carlos Menditeguy falleció en 1973, luego de haber vivido la vida al máximo, siempre a la búsqueda de nuevos desafíos deportivos, y sobresaliendo entre sus compatriotas en cuanto a destacarse en una gran variedad de deportes.
Menditeguy, que aparece en la foto persiguiendo a Maurice Trintignant y Dan Gurney, realizó una valiente carrera en el GP de Argentina de 1960, en el que acabó cuarto.
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