Era un domingo laborable tras las dos semanas de vacaciones de verano. Ferrari comienza la segunda mitad de la temporada con la esperanza de darle la vuelta a una temporada que le está relegando a un papel de cuarta fuerza en la parrilla.
Los valores del mundial de F1 se han revolucionado al calor del verano: aunque Max Verstappen lidera el mundial con 78 puntos de ventaja sobre Lando Norris, la opinión generalizada es que McLaren es el coche de referencia. El MCL38 es considerado el coche universal que mejor se adapta a los diferentes trazados del mundial, mientras que el Red Bull RB20, dominador al inicio del campeonato, parece haber perdido su cetro a pesar del tricampeón del mundo.
Ferrari debía ser el rival de la escudería de Milton Keynes y, justo cuando había planeado su remontada ha empezado a retroceder: actualmente es tercero en el campeonato de Constructores, pero no cabe duda de que Mercedes también ha cambiado de ritmo solucionando sus problemas y el W15 ha cosechado tres victorias con Lewis Hamilton y George Russell, por lo que en pista el SF-24 parece el menos competitivo del póquer.
Carlos Sainz, Ferrari SF-24
Foto de: Sam Bagnall / Motorsport Images
El panorama no es nada halagüeño, aunque Charles Leclerc heredó un tercer puesto en Spa-Francorchamps (tras la exclusión del ganador Russell) que dio confianza al Cavallino. En el GP de Holanda, feudo indiscutible de Max, la Scuderia busca un revulsivo de cara a Monza.
Se dice que los aerodinamistas de Diego Tondi han identificado la zona del coche rojo que generaba la inestabilidad trasera, haciendo que el SF-24 se volviera de repente “nervioso” y, por tanto, difícil de controlar al límite y, a pesar del parón impuesto por la FIA, en Maranello han podido hacer esos cambios en el fondo que deberían dar a los pilotos esa confianza para aspirar a unos resultados más acordes con las expectativas del equipo.
Zandvoort había sido uno de los puntos bajos de la temporada 2023 el año pasado: la carrera holandesa se había planteado como un test con el objetivo de salir de una curva negativa. Los frutos del trabajo en Holanda se vieron después con un coche rojo capaz de mostrar el valor real del SF-23, un coche nacido con demasiados defectos.
Detalle de la parte inferior, Ferrari SF-24
Foto de: Giorgio Piola
La sensación es que en Maranello están convencidos de haber superado el momento de grave dificultad antes de la carrera que reabre las hostilidades, y el objetivo es que ya se pueda ver algo de la evolución en la casa de Max Verstappen.
El coche que parte hacia Holanda es un Ferrari que se mantiene muy esquivo a la hora de hacer predicciones, pero el hecho de llevar los flujos hacia el difusor de forma diferente debería asegurar la carga aerodinámica indispensable para afrontar un circuito hostil con sus curvas 3 y 14 elevadas, que requieren una puesta a punto específica porque si limitan el esfuerzo lateral de los neumáticos, aumentan notablemente el empuje vertical.
Los datos del simulador habrían sido alentadores: ¿dará la pista otras verdades?