Si preguntáramos qué tienen en común Jacky Ickx, Alain Prost y Nigel Mansell, la respuesta podría no ser obvia para todos. Por supuesto, todos ellos son leyendas de la Fórmula 1 -aunque Ickx escribió los capítulos más gloriosos de su carrera en Le Mans-, pero también son los tres únicos pilotos que han pilotado coches de Ferrari, McLaren y Williams en algún momento de sus carreras, a los que ahora se unirá Carlos Sainz en 2025.
Con 34 títulos de pilotos y 33 de constructores, estas escuderías gozan de un aura histórica. Red Bull y Mercedes no pueden decir lo mismo. Puede que estén alcanzando a McLaren y Williams en cuanto a victorias en el campeonato del mundo, pero sólo existen desde 2005 y 2010, respectivamente, aunque la marca alemana compitió brevemente, aunque con éxito, en la década de 1950. En comparación, McLaren existe desde los años 60, Williams desde los 70, mientras que Ferrari se enorgullece de haber estado presente desde la primera temporada de F1.
El caso de Ickx es algo diferente al de sus compañeros. El icónico piloto de Ferrari, que fue subcampeón con la Scuderia en 1970, en realidad no corrió para el actual equipo Williams: participó en ocho grandes premios con coches Williams en 1976 para Frank Williams Racing Cars (que se convertiría en Walter Wolf Racing) y no consiguió clasificarse en la mitad de ellos. Su paso por McLaren se redujo a una única carrera, ya que el equipo presentó un tercer coche en Nurburgring en 1973, en el que Ickx logró subir al podio por detrás de los por entonces intocables Tyrrell.
Los casos de Prost y Mansell son mucho más comparables al de Sainz en el sentido de que corrieron para estos equipos reales y acabaron allí como parte de decisiones reales de carrera. Tanto Prost como Mansell pasaron casi una década en esos equipos, con sus trayectorias profesionales profundamente entrelazadas.
Fueron rivales por el título en 1986, con Prost, en McLaren, venciendo por poco a Mansell, en Williams, antes de que ambos acabaran en Ferrari en 1990. Mansell se había unido un año antes, con Williams habiendo perdido sus motores Honda (y su competitividad) en favor de McLaren, donde la intensa rivalidad con Ayrton Senna había pasado factura a Prost en 1988 y 1989.
Prost superó a Mansell en Ferrari, y el británico volvió a Williams en 1991, esta vez con motor Renault. Mansell ganó el título mundial en 1992, antes de que Prost, tras un año sabático, obtuviera el mismo éxito con la escudería de Grove al año siguiente. Con más de 40 años y comprometido con el campeonato norteamericano CART, Mansell fue llamado por Williams para unas pocas carreras a finales de la temporada 1994 tras la muerte de Ayrton Senna, siendo el único campeón del mundo que corría entonces en F1. Firmó con McLaren para la siguiente campaña, pero su forma física no era la adecuada y el coche no era competitivo, por lo que la experiencia se vio truncada.
Aunque Ickx también corrió para los tres grandes de la F1, en realidad sólo Mansell y Prost sabrán lo que Sainz está a punto de experimentar.
Foto: Motorsport Images
Prost y Mansell han logrado 73 victorias en 281 carreras con esas escuderías, mientras que Sainz sólo puede presumir tres de 115, y parece improbable que aumente su número con Williams en un futuro próximo.
Sainz, antiguo piloto junior de Red Bull y campeón de la Fórmula Renault 3.5, tuvo la mala suerte de debutar en la Fórmula 1 junto al talento generacional Max Verstappen en 2015, y con el camino a Red Bull bloqueado posteriormente por Verstappen y Daniel Ricciardo, hizo un astuto movimiento a Renault para las últimas cuatro rondas de la temporada 2017 y la siguiente campaña.
Sin embargo, Sainz no le pudo ganar el duelo interno a su compañero de equipo Nico Hulkenberg. Así que, cuando Ricciardo decidió unirse a Renault para 2019, desencantado con su propia situación en Red Bull, Sainz fue dejado de lado.
Sainz tenía una opción realista entre los tres últimos equipos del campeonato, todos muy interesados en que se uniera: los problemáticos proyectos Alpine y Sauber/Audi, con una gestión fluctuante y un futuro a largo plazo algo incierto, y Williams.
Red Bull optó por promocionar a Pierre Gasly como sustituto de Ricciardo, y Sainz no tuvo más remedio que firmar por McLaren, lo que en aquel momento no parecía un paso adelante ni mucho menos: durante el parón veraniego de 2018, mientras la silly season se desmadraba, Renault ocupaba la cuarta plaza del campeonato de constructores con 82 puntos, mientras McLaren sólo era séptimo con 52. Sainz sólo había sumado 30, por detrás de los 52 de Hulkenberg. En ese momento, el único compañero de equipo al que había superado era Daniil Kvyat en Toro Rosso, y Sainz parecía una apuesta audaz de McLaren.
Nadie sabía que Renault estaba tocando techo, mientras que la recuperación de McLaren tras su complicada era con Honda, liderada por Sainz junto al debutante Lando Norris, llevaría al equipo al tercer puesto en el campeonato de constructores de 2020.
Esto era incomparable con las seis temporadas de Prost en McLaren, que habían dado tres títulos mundiales, pero Sainz había impresionado lo suficiente como para conseguir el segundo asiento de Ferrari para 2021 después de una pésima campaña 2020 para Sebastian Vettel.
Con su carrera en una encrucijada, Sainz lideró el resurgimiento de McLaren y aterrizó en Ferrari en el momento adecuado
Foto: Mark Sutton / Motorsport Images
Desde entonces, Charles Leclerc ha demostrado ser el compañero más duro de Sainz hasta el momento, en parte por el hecho de que tanto Verstappen como Norris eran novatos cuando eran sus compañeros de equipo. Podría decirse que Sainz no está a la altura de Leclerc en términos de talento puro, y todavía no ha superado a su compañero de equipo en una temporada completa: el resultado total es de 53-27 (incluyendo la clasificación sprint) si se excluyen de la ecuación los problemas técnicos y los errores flagrantes del equipo, como el hecho de que Ferrari pusiera neumáticos intermedios a Leclerc en una pista casi completamente seca en el Gran Premio de Sao Paulo de 2021.
Sin embargo, Sainz parece ser un piloto algo más consistente y ha cometido menos errores que Leclerc, especialmente en los últimos dos años, un período de tiempo en el que Sainz también ha sufrido pocos fallos técnicos terminales los domingos: sólo uno en los últimos 45 grandes premios. Leclerc no ha sido tan afortunado, de ahí la pequeña diferencia en cuanto a puntos conseguidos: 850 para Leclerc, 772,5 para Sainz.
Al final, aunque Ferrari no ha sido un líder tan regular como solía serlo en la época de Mansell y Prost, las tres victorias de Sainz y sus cuatro poles en clasificación no fueron rival para Leclerc ni para un tal Lewis Hamilton, y el director del equipo, Frederic Vasseur, aprovechó para contratar al siete veces campeón del mundo tan pronto como surgió la oportunidad.
Entonces se trataba de encontrar cobijo en alguna parte, idealmente en un equipo puntero, pero Mercedes se centró en las opciones de Verstappen y Andrea Kimi Antonelli, mientras que Red Bull no parece tener ningún interés en su antiguo protegido a pesar de que sus pilotos actuales (con la obvia excepción del propio Verstappen) están en apuros en cierto grado.
Por lo tanto, Sainz tenía una opción realista entre los tres últimos equipos del campeonato, todos muy interesados en que se uniera: los problemáticos proyectos Alpine y Sauber/Audi, con una gestión fluctuante y un futuro a largo plazo un tanto incierto, y Williams.
El nombre Williams tiene un significado diferente según la generación. Para los mayores de 40 años, se trata de una potencia que dominó la F1 en los años ’80 y ’90, con pilotos de la talla de Prost y Mansell. Mientras tanto, los aficionados menores de 20 años pueden ver simplemente al equipo como un miembro de la parte media en apuros cuyo ilustre pasado quedó muy, muy atrás.
Sainz tiene la poderosa tarea de devolver a Williams a sus días de gloria con Mansell y Prost, pero parecía la mejor opción abierta para él a partir de 2025
Foto de: Rainer W. Schlegelmilch / Motorsport Images
Bajo James Vowles, sin embargo, es sin duda un proyecto atractivo. Dorilton Capital compró el equipo a la familia Williams cuando estaba al borde de la quiebra, en el verano de 2020, y desde entonces ha estado invirtiendo los fondos necesarios – con el límite presupuestario contribuyendo a una mayor igualdad de condiciones.
Vowles fue nombrado director del equipo antes de la temporada 2023 y se encontró con unas instalaciones que describió como dos décadas desfasadas, con algunos hábitos que claramente lo sorprendieron, ya que venía del exitoso equipo Mercedes, como el uso de hojas de cálculo Excel para enumerar miles de piezas de automóviles. La reestructuración del equipo sigue su curso.
Para Williams, sustituir a Logan Sargeant, de bajo rendimiento, era algo obvio, y contratar a Sainz era la elección lógica, dado su pedigrí.
Vowles también aporta un enfoque de gestión que está en desacuerdo con la forma en que Frank Williams a veces se enemistaba con sus pilotos, lo que en su momento dio lugar a enconadas rupturas con pilotos como Mansell y Damon Hill.
Para Williams, sustituir a Logan Sargeant, que no estaba rindiendo lo suficiente, era una decisión obvia, y contratar a Sainz era la opción lógica dado su pedigrí. Vowles incluso lo considera, “a veces”, el segundo mejor piloto de la parrilla y alguien que tiene un historial de dejar a los equipos en mejor posición de la que los encuentra.
Sainz, por tanto, no tenía rival entre todos los pilotos disponibles para el equipo de Grove. Puede que Sainz no pueda decir lo mismo, pero Williams ya no es el rezagado que era hace unos años. El español tiene asuntos pendientes con McLaren y Ferrari, y puede que nunca sea campeón del mundo como Prost y Mansell. Pero, al cumplir 30 años a finales de este año, puede dedicarse a un proyecto que podría ayudarle a escribir la historia mucho más de lo que lo ha hecho hasta ahora: devolver a Williams a lo más alto.
