Lo que tengo que hacer es no equivocarme

Desde que viste de rojo, Marc Márquez cuenta por victorias sus concursos en las pruebas al sprint: seis. Con el último, este sábado, en Le Mans, el mayor de los hermanos de Cervera (Lleida) recupera el liderato de la tabla general que perdió hace 15 días, al irse al suelo en Jerez. Con aquel error y el de Austin en mente, el multicampeón aseguró el tiro a pesar de la fulgurante arrancada de Fabio Quartararo, que salió como un trueno desde la ‘pole’.

Colocado en todo momento a rueda del francés, el piloto oficial de Ducati esperó pacientemente a que el francés de Yamaha bajara el ritmo, para lanzarle la moto en dos ocasiones. La segunda, en la sexta vuelta, le sirvió para recolocarse al frente del pelotón y distanciarse del Diablo medio segundo en menos de dos kilómetros. Allí terminó la carrera, para Márquez y para los demás, incapaces de echarle el guante al piloto más veloz del fin de semana hasta el momento.

“Lo que tengo que hacer es no equivocarme”, dijo Márquez, consciente de que, en términos de velocidad, no hay ningún corredor de la parrilla que pueda medirse con él. Hasta el momento, el contraste es brutal para el español, que gana o se va al suelo.

“La sensación es buena porque soy constante. Me he sentido bien, ye he tenido la paciencia suficiente, porque parecía que Fabio se iba”, destacó el #93, que ahora pasa a liderar el Mundial, al menos hasta la carrera larga de este domingo, con dos puntos de margen sobre Alex, su hermano pequeño.

“Una vez más, Alex está allí y reafirma el nivel que tiene. Está trabajando muy bien. Yo sé de lo que es capaz, y ceo que estará toda la temporada allí, porque la constancia es uno de sus puntos fuertes”, añadió el catalán, entusiasmado con el resultado de la sprint en el trazado francés. A los dos Márquez se les unió Fermín Aldeguer, el segundo corredor del equipo Gresini. “Este equipo tiene el ambiente familiar indicado para ayudar a todos los pilotos que caen allí, por eso estoy contento por Fermín”, finalizó Márquez.