Al Duwadimi-. La séptima etapa del Rally Dakar 2025 estuvo marcada por el fallo en el roadbook alrededor del kilómetro 158, en donde muchos pilotos se perdieron y desvirtuó la clasificación, tanto del propio día de competición en el bucle de 428 kilómetros como de la general a falta de tan solo cinco jornadas más de carrera.
Muchos de los coches que abrían pista, como era el caso de Nasser Al Attiyah, perdieron muchos minutos tratando de validar el waypoint que estaba en esa zona, pero después de que la mayoría no pudiera hacerlo, el director de la cita saudí, David Castera, decidió bajar con el helicóptero e indicar con sus propias señales el recorrido correcto para que los participantes no sufrieran más hallando ese punto de paso y evitando posibles accidentes.
Las clasificaciones virtuales mostraban a muchos de la categoría Ultimate por detrás de los Challenger, incluso de los SSV, lo que hacía pensar que algo extraño sucedía, hasta que en un momento dado, la organización lanzó un breve comunicado: “Debido a una nota errónea del libro de ruta en el kilómetro 158 de la especial de coches, varios vehículos que abrían pista esta mañana se han perdido. Por tanto, se determinará un tramo de unos 20 kilómetros, aguas arriba y aguas abajo de ese punto kilométrico, con el fin de no tener en cuenta los tiempos en esta parte de la especial”.
Por lo tanto, el Rally Dakar decidió neutralizar ese lugar para que el fallo en el roadbook no causara injusticias en cuestión de pérdidas de tiempo. Eso dio como resultado que Lucas Moraes consiguiera la segunda victoria de etapa de su vida en la carrera más dura del mundo, después de la que cosechó en la tercera especial de 2024, y la primera en 2025, mientras que Yazeed Al Rajhi recortó diferencias con el líder, Henk Lategan, que está a tan solo 21 segundos.
A esa lucha por el trofeo Touareg se unieron también Mattias Ekstrom y Nasser Al Attiyah, que metieron un mordisco al sudafricano y están a unos diez y veinte minutos respectivamente a falta de cinco días de competición y con las temidas dunas del Empty Quarter en donde parece que el saudí y el qatarí tienen algo de ventaja por ser locales y conocer a la perfección cómo gestionar ese recorrido.
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