Al-Attiyah relata la agotadora etapa de 48 horas

Kilómetro 630 de las 48 Horas Cronometradas. Son las 16:50 y el vivac E, el quinto de los seis previstos por la organización, sigue desierto. En apenas cinco minutos se cierra, lo que significa que los pilotos no podrán continuar la carrera. El año pasado habían llegado hasta 11 motos al último, el número G. Este año los numerosos giros y curvas han ralentizado la carrera y no ha llegado ningún piloto.

Empezaron las 16:55, la hora fijada para el cierre del CP. Un minuto muy largo mantiene a todo el mundo en vilo, luego dos faros y el reconocible rugido de los motores resonando en este trozo de desierto azotado por el viento. Es el Mini de Chicherit, seguido del Ford de Ekstrom y, por último, el Dacia de Nasser Al Attiyah.

Un aplauso sincero y obediente libera la tensión. El príncipe qatarí sale del coche y comprueba primero los neumáticos. Ha sido un día agotador, con muchas vueltas y revueltas, pero afortunadamente para ellos todo parece haber ido sobre ruedas.

“Toda la especial ha sido un desafío continuo con tantos cambios de terreno. Era imposible bajar la guardia”, dijo Nasser. “Era un concentrado del auténtico Dakar en 650 kilómetros: rocas, fesh fesh, dunas, árboles. El coche ha funcionado bien. Ahora tenemos que hacer una revisión completa”.

#200 Los Dacia Sandriders: Nasser Al-Attiyah, Boulanger Edouard

Foto de: Red Bull Content Pool

Una etapa interminable. “Salimos del vivac a las 7 de la mañana y llegamos a las 5 de la tarde a este CP donde pasaremos la noche. Diez horas en el coche sin parar. ¿La mayor dificultad? Nos encontramos de cara a las dunas sobre las 12:30/13:00, la peor hora para la visibilidad. Para complicar las cosas, también estaba el viento.

Dado que empezamos en terreno rocoso, Nasser y Boulanger se detuvieron en la estación de servicio para cambiar los neumáticos, una precaución necesaria, pero todo salió bien. Y luego se adentraron en las dunas. Iban justo detrás de Carlos Sainz cuando éste dio el salto y volcó. Cuando pasaron, el equipo ya estaba fuera del coche sano y salvo, así que continuaron.

Finalmente, Carlos Sainz también llegó al vivac E en el km 630.

Nasser comprueba el coche una vez más, una última prueba. Mañana será otro día. En šāʾ Allāh.

Es el atardecer, hora de Maghrib, y Nasser aparece cerca de un esbelto árbol. Se inclina para rezar. Tres veces hace Sojoud. Un momento más de silencio y se reúne con el grupo. La sonrisa en sus ojos verdes y esa cortesía y familiaridad que le distinguen en la familia Dakar.