Anoche hubo una alarma en el box de Max Verstappen: los datos de telemetría habían indicado que había algo mal en el sistema híbrido de la unidad de potencia Honda RBPT H002.
Como recordatorio, Red Bull montó el quinto motor motor de combustión interna este fin de semana en el coche del piloto neerlandés, lo que le costará al tricampeón del mundo diez posiciones en parrilla, y se planteó la cuestión de si era necesario sustituir otros elementos.
El equipo de Milton Keynes, tras identificar el problema con el sistema híbrido, decidió romper el toque de queda, aprovechando en Spa-Francorchamps la primera de las dos oportunidades concedidas por la FIA para hacer esto por temporada.
El equipo de mecánicos de Verstappen tuvo que hacer un gran trabajo para desmontar la parte trasera del RB20 y sustituir los elementos del sistema eléctrico que habían fallado por otras piezas homologadas.
El equipo campeón del mundo no quiso desvelar ningún detalle, pero el ambiente en el garaje se vio tranquilo y sereno antes de la última sesión de entrenamientos libres, que se desarrolló en condiciones de lluvia y que tuvo a Verstappen como el más veloz.
Red Bull salió a pista tras una noche de trabajo no sólo en el garaje, sino también el simulador del equipo en Milton Keynes en busca de respuestas tras una segunda práctica que no dejó del todo conforme a Verstappen y tampoco a Sergio Pérez de cara a la sesión de clasificación, aunque habrá que ver las condiciones del tiempo para el resto de la jornada.
Red Bull Racing llegó a la cita del Gran Premio de Bélgica, 14º ronda de la temporada 2024 de Fórmula 1, en busca de volver a lo más alto del podio tras una seguidilla de dos victorias de Mercedes -en Austria y Gran Bretaña- y un contundente 1-2 de McLaren en el Gran Premio de Hungría el pasado domingo.
Sin embargo, la penalización que debe cumplir Verstappen y la forma que viene mostrando Pérez hacen pensar que ganar se presenta como un desafío en Spa-Francorchamos para el equipo de las bebidas energizantes.